Hechos 2: 1-4
1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Palabra del Creador, santificado el nombre del Señor.
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Comentario:
Bienaventurados todos aquellos hermanos en este día, en el cual despiden una semana más de arduo trabajo y mayor apego a nuestro Señor, y a su vez reciben el inicio de una nueva, cargada de espectativas y noveles oportunidades. Por tal motivo, sigamos siendo fieles instrumentos de obediencia y como nos menciona la palabra de esta noche, hagamos esto posible buscando en el Espiritu Santo esas oportunidades de vivir en plena gracia.
Hermanos los versículos expuestos hoy nos hablan del Espiritu Santo, el cual se manifesto en la antiguedad antes los hombres como un fuego interno, brindandoles habilidades y atributos a todos aquellos creyentes de Dios, esta fue la más clara representación de la accesible manera de recibirlo gratuitamente y de su presencia en todo momento ante nosotros, regalandonos los medios necesarios para seguir creciendo, alimentando, comunicando y compartiendo nuestra Fe al Señor.
Amén
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