Dios ha dicho, nunca te abandonaré ni te dejaré desamparado (Hebreos 13:5)
Alabado sea el Señor y de mi corazón siempre brote con deseo el disfrute de adorarlo. El sentimiento siempre vivo de saber que estas aquí presente y la esperanza de algún día forma parte de tu pueblo allá en el cielo.
Amén
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